El día en que la mujer pudo votar en México
La lucha por la igualdad de género, ha sido, históricamente, un reto para las mujeres y los hombres que la apoyan, debido a que el tradicionalismo encerraba a la mujer en un tipo de esclavismo, mandándolas a realizar solo trabajos en el hogar y omitiendo su participación en la ciudadanía por la búsqueda del bien de la sociedad, misma a la que se supone pertenecen por el simple hecho de ser seres humanos.
El primer país latinoamericano en otorgarle el derecho al sufragio a las mujeres fue Uruguay, en el año de 1927.
En abril de 1952, un grupo de más de 20 mil mujeres mexicanas se reunían en un mitin para demandarle al candidato a la presidencia, Adolfo Ruíz Cortines, que cuando llegara a la presidencia hiciera cumplir su promesa de otorgarle a las mujeres el derecho a votar y ser votadas.
Sería entonces que el 17 de octubre de 1953, ya como presidente, Ruíz Cortines promulgaría las reformas constitucionales en el artículo 34 para darle ese derecho, que tanto anhelaban, a las mujeres de nuestro país. Ya desde 1946, el presidente en ese entonces, Miguel Alemán, había mandado una reforma que sería aprobada ese mismo año, donde se le otorgaba la oportunidad de votar a las mujeres en elecciones municipales, aunque no era suficiente.
El artículo 34° constitucional reformado en 1953 decía que: “Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir”.
Este fue el triunfo de la lucha de las mujeres por ser consideradas parte de la ciudadanía mexicana, lucha que ya se venía librando desde finales del siglo XIX, y que en su momento se vería apoyada por la comunidad internacional con instituciones como la ONU, misma que declaraba que: “Un país no se puede decir democrático sino tenía la ciudadanía más de la mitad de su población…”.
Para el 3 de Julio de 1955 se pondría en curso esta ley, llevando a cabo las primeras elecciones federales en las que participaría el voto femenino, en estas se elegirían nuevos diputados federales para la XLIII Legislatura.
El machismo en México era parte de la vida normal de la sociedad de aquel entonces, llevando al país a ser de los últimos seis en conceder el sufragio femenino, incluso había periódicos que relataban “¡Que voten las ‘viejas’!” en sus encabezados, invitando a no mal interpretar el título y aceptando que era parte del mexicanismo.
Hoy en día, han existido ya muchas mujeres que han pasado por diputaciones, legislaciones, presidencias municipales, alcaldías y gubernaturas estatales, así como mujeres que se han lanzado como candidatas a la presidencia de la república, tales como Josefina Vázquez Mota, quien sería la primera en realizar la hazaña en 2012, seguida de Margarita Zavala, que buscó de manera independiente la presidencia en 2018, aunque desertando poco antes de las elecciones.
Probablemente esta ha sido una forma de empoderar la voz de la mujer mexicana, voz que no solo tiene que decir “Ya está lista la cena”, sino que es importante para el desarrollo de la integridad de la sociedad mexicana y el bienestar de la ciudadanía.
La lucha por la equidad de género aún no termina, pues se sigue discriminando, aunque a una escala pequeña, a algunas mujeres, y los ideales machistas han prevalecido de alguna manera. Indudablemente la participación de las féminas tiene que ir más allá de procrear hijos, criarlos y cuidar del hogar.
¡Que vivan las mujeres de ayer, hoy y siempre!
